La Mulassa de Barcelona

La Mulassa del Pi, que es la Mulassa de Barcelona, tiene su primera referencia documental el año 1568. En estos inicios, la figura era simplemente una carcasa cubierta por una tela y con la cabeza como única parte de cartón y madera.

Vinculada al gremio de pelaires, que tenían capilla en la parroquia del Pi, en el siglo XVI la Mulassa era parecida la figura de una guita y, como tal, lanzaba pirotecnia y fuegos artificiales. Por este motivo, durante el siglo XVIII se convierte en uno de los elementos más populares, divertidos y locos del bestiario.

La documentación de la época refleja la participación de la figura en actos como la canonización de San Raimundo de Peñafort de 1601 y la procesión de Corpus del mismo año. Incluso recoge datos relativos a gastos de restauración (1624) y compra de pirotecnia (1627).

Pero las restricciones de los excesos lúdicos de 1771 prohíben la pirotecnia de la Mulassay esto hace que el elemento poco a poco vaya cayendo en el olvido, siendo una de las primeras figuras del bestiario en desaparecer.

En 1988, dentro del Proyecto de Recuperación de la Imaginería Festiva de Ciutat Vella, la Associació d’Amics dels Gegants del Pi encarga la recuperación de la Mulassa de Barcelona al artesano Manel Casserras. La figura, que vuelve a lanzar pirotecnia, se estrena el 16 de agosto de 1988 con motivo del correfoc de las Festes de Sant Roc de la Plaça Nova.

Años después, en la Mercè del 2005, se presenta una réplica exacta de la figura, realizada en esta ocasión por Manel Casserras Soler, hijo del constructor original. La nueva Mulassa es la que actualmente participa en pasacalles y actos protocolarios, mientras que la original solo se deja ver en correfocs y desfiladas de fuego.

En la actualidad, la Mulassa tiene dos facetas. Por un lado, participa en varios correfocs de Cataluña bailando y lanzando pirotecnia por los cuatro puntos de fuego que tiene en la boca. Por otro lado, forma parte del Bestiari Històric de la Barcelona Vella y es miembro del Seguici Popular de Barcelona. En estos actos protocolarios, la figura luce un ramo de flores en la boca o una guirnalda floral colgando del cuello.

Además, también tiene música y baile propio. El Ball de la Mulassa, con un fuerte toque de gralla y percusión, representa perfectamente el carácter de la figura. Primero baila de forma juguetona, pero después, la Mulassa bota y corre en una infinitud de movimientos que acaban con unos giros locos. La música es obra de Eduard Casals Ramís y la coreografía de Xavier López.

La Mulassa de Barcelona se encuentra permanentemente expuesta en La Casa dels Entremesos con el resto de elementos que forman el Bestiari Històric Barceloní. La figura original continua guardada en la Iglesia de Santa María del Pi.